Edwin Mirabal viene rajando llano desde el estado Guárico

Edwin Mirabal viene rajando llano desde el estado Guárico 

 

Carlos San Diego

Vino al mundo con sangre de artistas en las venas. Del cruce de un poeta llanero y de una maracayera cantante de boleros,  nació Edwin Mirabal; quien adapta sus tonos vocales con buen acierto en lo romántico y lo sabanero. Con la influencia inicial de sus padres, no podía ser de otra manera. El arpa y la rocola.

Son varios los años que Mirabal ha dedicado al canto y a la composición. Es natural de Calabozo, estado Guárico. El segundo de seis hermanos. Se crió en una casa donde la música era materia de todos los días. Ramón Mirabal, su padre es del pueblo de La Unión de Barinas, pero fue criado en Calabozo. Es compositor, cantante y animador de espectáculos. Mireya Márquez, es oriunda de Maracay, estado Aragua. Es una enamorada de la canción romántica.  Ejemplo, práctica y vocación.

Lápiz con buena tinta

Edwin Mirabal ha compuesto más de 600 canciones. Los motivos son distintos. Es infinito el puerto donde ancla su inspiración. Asegura que es incansable buscador y creador de melodías con un sentido muy original. A cada letra, dice, que le pone “dulzura y pasión”. El fin es “tocar la sensibilidad y las fibras sentimentales del alma de quien logre oír y apreciar sus composiciones grabadas en su propia voz. La naturaleza lo premió y la constancia lo hizo.

Versatilidad

Su voz le permite, además de cantar música llanera, interpretar otros géneros como la balada, el bolero ranchero, el merengue, la salsa, el galerón, la gaita, el vals, el pasaje y el joropo recio.  Es como la paraulata, registra una amplia variedad de melodías. Así se abre paso, codeándose con los cantantes y compositores románticos de Venezuela. Allí busca su sitial.

Reconocimientos

Ha sido condecorado por la alcaldía de Calabozo como cantante del año (1999). Ha ganado festivales como Catrainsa de Oro (2002), Sunepsas de Oro (2003), Voz Universitaria de la Universidad Experimental de Los Llanos Ezequiel Zamora (Unellez) de San Fernando de Apure (20y 2007), ganador de la Voz Universitaria Nacional compositor por su letra “Criollo como la sabana”; en este festival participaron todos los estados llaneros (2008-2009);  fue condecorado como Compositor del año por la gobernación del estado Guárico por su pieza titulada “Guárico tierra de sueños” (2009). El mérito ajilado por el paso real.

Romántico como luna llena

En el año 2016 graba su segunda producción musical. Está compuesta de 14 canciones. Alcanzó notoria popularidad con “Pensando en ella”. Es una pieza muy romántica. Está dedicada a quien considera “el amor de su vida, que despierta en él la pasión febril de sentirse amado, la entrega al verdadero amor”. Su palabra vaya adelante. 

Más tarde realiza el proyecto audiovisual de la canción “Pensando en ella”, de la mano del director Danny Ramos, con la propuesta musical de los conjuntos criollos de los maestros arpistas  Danny Torres, Jesús Durán y Fray Silva; los cuatristas Saúl Mirabal, Alberto Melo y  “Chicho” Ribas; el maraquero Ezequiel Córdova y el bajista Hebert Vázquez. El trabajo fue hecho en el estudio H-Bass, bajo la dirección de Danny Torres y la dirección técnica de Hebert Vázquez. Talento a granel.

“Pensando en ella” fue nominado por la academia Buscando una Estrella en el año 2018, como Mejor canción del año y Mejor álbum musical del año. Ganó las dos denominaciones. Compensación por el empeño y la dedicación. 

 

El hombre que pide un beso

Lo más reciente de Edwin Mirabal es la canción “Bésame”, de su autoría. Este promocional lo grabó con Osarosky Lanz (arpa), José Daniel Olivero (bajo), Yofrank Pérez (maracas) y Gilber Salas (bajo). La grabación fue hecha en el estadio Salas Record. Siempre es bueno el beso de una mujer al caer la tarde en el llano.

La base y la propuesta

Calabozo es tierra de grandes músicos, de grandes poetas y de excelentes cantantes. Edwin Mirabal no ha perdido el hilo de esa herencia. Lo sostiene el pulso de sus progenitores y su propia casta que tiene el sabor del suero del queso blanco y la ternura de la espiga del arroz cuando la cubre el rocío de la mañana. Aunque trabaja sobre bases folklóricas, le gusta experimentar. Los caminos son para transitarlos y el que no, hay que abrirlo. Esa es la tarea del artista. Mirabal lo sabe muy bien. Dale guaya. 

Foto: Cortesía.