Franklin Pinto aprendió a cantar con un arpa de zinc

Carlos San Diego

Tantos intérpretes. Muchas grabaciones. Todos tienen derecho de divulgar su talento y su potencial artístico. En ese enjambre de nuevos artistas encontramos a Franklin Pinto, quien resalta por su calidad interpretativa. Nació en el caserío El Palmar del Toco, municipio Aragua, estado Anzoátegui, el 23 de julio de 1979.

Un arpa de zinc   

En ese sitio, a orillas de la carretera que comunica a las poblaciones de El Chaparro y Aragua de Barcelona, cursó hasta sexto grado en la escuelita El Apamate de El Toco.  Después lo trasladaron a Anaco, estado Anzoátegui, en el año 1993, donde estudió bachillerato. Antes de irse a Anaco, con su papá, Israel Pinto “el coplerito”, quien fabricó un arpa de láminas de zinc, madera y la que para ponerle los bordones,  torció varias cuerdas.  “El coplerito” era el arpista de todos esos caseríos aledaños a El Toco, a donde se trasladaba a tocar los fines de semana, llevando su arpa de zinc en lomos de una mula negra. El grupo del maestro Pinto tenía como cantantes a vocalistas hoy conocidos: Freddy Arévalo, Julio Bruces, Iván Arévalo, Fermín Delgado,  José Quiroz y eventualmente, Alexander Tiapa “el papelón de El Chaparro”. 

Franklin Pinto, comenzó a cantar  junto a su papá en los velorios de cruz de mayo, parrandas campesinas, para preocupación de su mamá, Rosa Blanca; a ella no le gustaban los trasnochos del bordón de los once hijos que tuvo.  Pinto también participó en festivales escolares y de educación secundaria. Su papá quiso mantener su agrupación musical Venezuela Primero, enseñando a tocar cuatro a una de sus hijas, pero la muchacha no aprendió a ejecutar el típico instrumento. En cambio, Franklin sí.

El cuatrista    

En Anaco formó parte del conjunto Brisas de Apure  de música llanera del maestro Ramón Álvarez. Fue por cinco años el cuatrista de esta agrupación y de otro conjunto que tenía Eliseo Romero. Luego se radicó en San José de Guanipa, estado Anzoátegui y comenzó a cantar en el programa de radio Unidos de Pueblo a Pueblo que por radio Fe y Alegría conduce el locutor Abel Martelo. Al mismo tiempo comenzó a desempeñar su labor de técnico automotriz.

Desde que era chavalo, Pinto, a quien se le conoce como “el coplero” compone música llanera. Entre los cantantes que han grabado sus  canciones, están Mary Acosta y Luisa Córdova.

Arpa, joropo y pasajes

El primer trabajo discográfico de Franklin Pinto se titula “Arpa,  joropo y pasaje”. Es un álbum compuesto de 10 canciones. Ocho de distintos autores como Rafael  Farrán, Alexander Ruiz, Andrés Pulido y Henry Guerra. Además incluye dos piezas de su autoría. La promoción recae en las canciones “Uno más para el montón”  que es un recio joropo bien tramado y “Guayabo cruel”,  un pasaje  inspirado en los inexplicables azotes del amor. Ambas canciones llevan la firma de Pinto. El disco fue hecho con el apoyo del maestro arpista Héctor Piña y su conjunto criollo Laurel Sabanero, con Elías Ochoa y Jesús Rodríguez en el cuatro; José Velásquez en el bajo, Willie Colón en las maracas.

Guía y ejemplos

La inclinación de Pinto por la música, cree que se debe a que siempre tuvo instrumentos  en la casa de sus padres a su lado. Fue su papá quien lo guió en ese difícil arte de cantar. Cuando niño confiesa que quería ser como otros niños, que tenían disco grabados para entonces: Miguel Anato, Edgar Hernández, Jotica Santana, Miguel Gota y Francisco Morillo.

Después de las primera lecciones de acompañamiento con el arpa de zinc de su padre, fue Manuel Roca, el popular “indio” Tiuna, el arpista que lo acompañó en el programa de radio Domingo Criollo, que dirigía el maestro José Romero Medina por radio Anaco, del que Dona Rodríguez, locutor ampliamente conocido, ya muerto, llegó a ser uno de sus conductores.         

Composición

A la hora de componer sus canciones, a Franklin Pinto lo motivan acontecimientos reales. Algo que haya pasado en su vida o de alguna persona conocida. También el paisaje. El campo, la naturaleza, su esposa Yaneth Narváez, su hija, la fuente de inspiración es inagotable. Al llegarle el motivo, lo graba en el teléfono celular y después le da el perfil.

A manera de anécdota, refiere que cuando duerme en casa con techo de zinc y llueve, le parece que estuviera en una parranda acompañado por el arpa original que fabricó su papá Israel Pinto.