José “Cheo” Salazar:
La efectividad de las protestas de calle

“¿Protestas como un ciudadano o callas como un súbdito?”

Ignacio Fornés Olmos (1974)

Rapero español

Hay la tendencia, en algunos sectores de la opinión pública, a restarle importancia a las protestas de calle. Esa matriz de opinión, también, la intenta consolidar el régimen usurpador. Es que precisamente la gente movilizada en la calle, expresando su descontento contra el pavoroso desastre que ha provocado, la mal llamada revolución en el país es lo que nos ha permitido la atención de la comunidad internacional y el debilitamiento interno de quienes detentan el poder ilegítimamente. Hay que ejercer ciudadanía.

La protesta masiva, organizada, cívica, pacífica y constitucional es el arma de la sociedad democrática. La movilización del pueblo para rechazar, denunciar y condenar la usurpación del poder por parte de una cáfila organizada para depredar las riquezas del país, colocar al gentilicio venezolano, que posee el recurso humano más trabajador y capaz, los caudales más grandes de petróleo del globo terráqueo y otros inmensos e invaluables recursos naturales, en condición de mendicidad no tiene ninguna justificación. Es una tragedia provocada. Eso obliga a la protesta de calle.

La única forma y manera de salir de esta tragedia provocada por el régimen usurpador es con la fuerza del pueblo movilizado en protesta permanente. El problema de los venezolanos tenemos que solucionarlo los venezolanos. No seamos ilusos. Nadie vendrá a ayudarnos para liberarnos de este yugo si permanecemos callados en nuestras casas y cómodamente instalados frente a la TV. Ayúdate que yo te ayudare, dijo Cristo. Estamos obligados a luchar por nuestra salvación ¿Una ayuda? Bienvenida, pero el desafío tenemos que enfrentarlo nosotros. No esperemos milagros. Hay que forzar la salida.

Las protestas de calle son importantes para obligar al régimen usurpador y fundamentalmente a la FANB a pactar una salida honorable, pacífica, electoral y constitucional a la crisis humanitaria, política, económica, social y de gobernabilidad que atraviesa el país. Esta terrorífica situación es inviable e invivible y coloca nuestro destino ante un escenario de consecuencias impredecibles. Es el momento de que los líderes demuestren coraje, espíritu de grandeza y amor por la patria. Estamos trepidando en el fondo del foso. Hay que darle una oportunidad a Venezuela o el pueblo en la calle la buscará por la vía de la rebelión popular. Estamos sobre un polvorín.

La tozudez, obstinación y falta de una pequeña dosis de humildad, nos puede conducir a escenarios no deseados. No tienten los demonios. Empero, creo que la sociedad democrática, está obligada a mantener las protestas de calle. Por ahora, es la única arma de los ciudadanos y no la podemos entregar. Vamos todos. Unidos y con todo. Estamos ante un gigante con pie de barro y desmoronándose. Esa ha sido la efectividad de las protestas de calle. Terminemos la histórica faena. No somos súbditos. Ejerzamos la ciudadanía.